El dolor de cabeza o cefalea es una enfermedad que probablemente nació con la humanidad. Existen registros de hasta 2500 AC, en los pueblos de Egipto, Sumeria y Babilonia, donde lo describen como un problema frecuente y que podía tomar la mitad de la cabeza (hemicránea).
Actualmente, se considera que hasta el 90 % de las personas puede tener algún tipo de cefalea en algún momento de su vida. Además, entre el 20 % y el 30% de la población soporta algún tipo de cefalea crónica, con las implicancias que esto trae en términos de calidad de vida y el alto impacto en las relaciones con familiares, pareja, amigos o laborales.
Cuando un paciente concurre al consultorio por cefaleas, en general, lo hace con el temor de padecer alguna enfermedad grave y es fuente de gran angustia propia y familiar. Sin embargo, las posibilidades de que esto sea así son pocas.
Consulta con el neurólogo
Al recibir una consulta, lo primero que el médico neurólogo debe responder es si se trata una “Cefalea Secundaria”. Esto es en el caso de que el dolor pueda estar asociado a otros padecimientos, como por ejemplo un trauma craneal, hematoma intracraneal, infecciones o relacionada con el consumo de sustancias (cocaína, cafeína) o su retiro.
Para eso, se lleva cabo un adecuado interrogatorio y examen neurológico que determinarán la necesidad o no de otros exámenes complementarios, como análisis de laboratorio, tomografía computada o resonancia nuclear magnética de encéfalo.
Ante este tipo de dolores, debe darse importancia a los signos de alerta, tal como la ausencia de dolores previos, el cambio en las características habituales o la presencia de síntomas como imposibilidad de expresarse correctamente, debilidad o pérdida de sensibilidad en alguna parte del cuerpo.
Sin embargo, las más frecuentes son las llamadas “Cefaleas primarias”. Estas son cefaleas donde no existe ninguna lesión neurológica y se conocen muy bien los mecanismos que las producen. De ellas las dos más frecuentes son las migrañas y las cefaleas tensionales.
¿Cuáles son los tipos de cefaleas?
De acuerdo con su alta frecuencia en la población, las más destacadas son:
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Migraña con aura y migraña sin aura:
decimos que existe aura cuando aparecen síntomas que anteceden al inicio del dolor. Los más comunes son alteraciones en el campo visual, problemas en el habla o disminución de fuerzas en una parte del cuerpo (se instalan en más de cuatro minutos y hasta 60 minutos).
El dolor tiene las siguientes características: afecta la mitad de la cabeza, las sienes o detrás de los ojos; puede alternar de un lado u otro, dura de 4 a 72 hs., es pulsátil, tiene una intensidad severa, puede obligar al reposo y se acentúa con el movimiento, molesta la luz y ruidos. Puede acompañarse de náuseas y vómitos.
La explicación científica de estos síntomas es compleja, pero podría resumirse como una alteración en la función de distintos sistemas que regulan o modulan el dolor, que terminaría con una vasodilatación e inflamación, con estímulo de terminales nerviosas, que hacen consiente el dolor. Este mecanismo puede ser activado por factores ambientales como la dieta, especialmente bebidas frías, alcohol, cremas heladas, chocolate, salsas o conservantes de alimentos; también situaciones de stress, falta de sueño, algunos medicamentos o el ciclo menstrual. -
Cefalea de tipo tensional:
es la forma más común y probablemente corresponde a la mitad de las consultas por cefalea en un consultorio de neurología.
Se la encuentra asociada a situaciones de estrés psicosocial. Ya sea por problemática en las relaciones interpersonales, laborales o hechos en el medio familiar. También puede cursar con ansiedad o depresión. Estos factores “psicógenos” se piensa que pueden aumentar el tono de los músculos que rodean el cráneo, generando dolor.
Las características clínicas que la definen son: dolor en forma de vincha y opresivo o constrictivo, localización bilateral, intensidad leve o moderada, pueden durar de 30 minutos a 7 días, fotofobia (molestias con la luz). -
Cefaleas diarias y crónicas:
las define el dolor diario o con una frecuencia igual o mayor a 15 días por mes. Debe destacarse la Migraña Transformada, que es una forma de evolución de la migraña, en donde un dolor que inicialmente era episódico se va convirtiendo en diario, conservando la mayoría de los rasgos migrañosos y frecuentemente asociado al abuso de analgésicos.
Tomando este último concepto, tenemos las cefaleas por abuso de analgésicos y por rebote, en donde se da la situación paradojal que los analgésicos que se consumen para calmar el dolor se transforman en la causa. Denominamos abuso en el consumo de analgésicos, a la ingesta de más de dos analgésicos por semana y especialmente con cantidades mayores.
El paciente con cefaleas debe ser escuchado y contenido por su entorno familiar, haciendo un esfuerzo para comprender la enfermedad y el impacto sobre su calidad de vida y tiene a su vez el derecho de que se le dé la importancia que corresponde, con el mejor tratamiento disponible.
Servicio de Neurología