Paro cardíaco: Una situación límite para defender la vida

El paro cardíaco es la principal causa de mortalidad y morbilidad en el mundo, para reducir este índice es necesario reconocer los síntomas y saber cómo actuar.

Esta afección del corazón se puede presentar en dos escenarios: fuera y dentro de un centro de salud. El primer caso es el más frecuente entre los pacientes y el que debe ser abordado con más apremio. Mientras tanto, el segundo ocurre cuando la persona ya está siendo monitoreada por profesionales de la salud, por lo cual es posible abordarlo rápidamente.
Para lograr un mayor índice de recuperación de pacientes que sufrieron un paro cardíaco fuera del hospital, es importante reconocer los síntomas y actuar a tiempo para brindar asistencia.

 

Los 6 pasos en la cadena de supervivencia

Para mejorar la sobrevida de los pacientes que sufren de un paro cardíaco existe una cadena de supervivencia con 6 pasos fundamentales.

  1. El reconocimiento de una víctima de paro cardiovascular y la activación de un servicio de respuesta a la emergencia.
    Ante un posible caso de paro cardíaco, se debe observar la respuesta de la persona afectada, el tipo de respiración y el pulso. La falta de respuesta, una respiración agónica y la falta de pulso sin indicios de un posible paro cardiovascular. El siguiente paso debe ser contactar a un servicio de emergencias.
    El reconocimiento de este evento es transcendental para no perder tiempo, por eso es recomendable educar desde las escuelas, universidades y cualquier espacio educativo sobre este tema para que no tengamos temor en asistir a una posible víctima.
  2. A continuación, se debe iniciar una reanimación de alta calidad.
    Para realizar esta acción con tranquilidad, se recomienda hacer un entrenamiento en reanimaciones básicas (RCP).
    La reanimación se realiza con compresiones fuertes y profundas en el pecho.
    Deben ser de 5 cm de profundidad aproximadamente y permitir la expansión con una frecuencia de 100 a 120 por minutos. Según varios expertos, las compresiones solas alcanzan para mantener una reanimación de alta calidad. Si no sabes, o no te animás a realizar respiración boca a boca, no importa.
  3. El siguiente paso es logar una desfibrilación precoz para tratar que el corazón retome su ritmo normal.
    Para eso se utiliza el Desfibrilador externo automático (DEA). Mientras una persona realiza la reanimación de alta calidad, otra debe preparar el aparato para su funcionamiento.
    Los DEA están preparados para poder ser usados por personal no médico. En lugares públicos como estadios, colegios, universidades o aeropuertos debe haber equipos disponibles para emergencias.
    Al ser encendidos, guían al usuario para hacer un procedimiento seguro.
  4. El cuarto paso es continuar con la reanimación avanzada, que depende del personal médico.
    La reanimación avanzada requiere la ambulancia y el traslado a un centro de salud especializado, que pueda ofrecer al paciente una revascularización coronaria de urgencia, ya que es el escenario más común.
  5. El cuidado post paro también requiere de profesionales encargados en el cuidado crítico del paciente ya que pueden resolver las complicaciones que puedan surgir relacionadas al paro cardiovascular.
  6. El último paso es la recuperación, que depende de equipos profesionales que ayudarán al paciente a retomar su vida habitual.

Los eslabones de esta cadena de supervivencia están conectados y son determinantes para los pacientes afectados por un paro cardíaco.

 

¿Cómo puedo prepararme para una situación así?

Estar preparado para una situación tan extrema es importante para quedarnos tranquilo que hicimos todo lo correcto para luchar por la vida. Para poder asistir con seguridad a un ser querido o cualquier persona, el Servicio de Cardiología sugiere tomar capacitaciones de RCP.