Adenopatía angioinmunoblástica, claudicación mandibular, síndrome polimiálgico y colestasis severa.

Miguel J. Maxit, Alberto Sundblad

Rev HPC ; :


En los años 1970 un grupo de desórdenes linfoproliferativos fueron descriptos simultáneamente por diversos investigadores, y con diferentes denominaciones (1,2). El cuadro clínico estaba caracterizado por adenopatías, fiebre, hepatoesplenomegalia, erupción cutánea, anemia hemolítica Coombs positiva, e hipergammaglobulinemia. El cuadro anatomopatológico, contra lo que podían ser las presunciones clínicas, era compatible con un desorden linfoproliferativo benigno. La denominación que prevaleció fue la de linfoadenopatía angioinmunoblástica con disproteinemia (AAID, AILD como uso general en Estados Unidos). Esta dolencia tiene su incidencia pico entre los 60 y 70 años, sin preferencias de sexo. El curso clínico es en general agresivo, con mortalidad de 50 a 70% y una sobrevida media entre 11 y 30 meses, con lesiones espontáneas en 10% de los casos. Casi 70% de las muertes se deben a infecciones convencionales u oportunistas y en 20% de los casos hay evolución a un linfoma franco3; 4% de incidencia de otros carcinomas y sarcomas de Kaposi con HIV negativos. Con prednisona se alcanza una remisión cercana al 50%, y la adición de agentes alquilantes da en general pobres resultados (1).
Presentamos a continuación un paciente que padecía esta enfermedad con algunas características clínicas llamativas.

CASO
Un varón de 77 años con antecedentes de enfermedad coronaria y litiasis vesicular consultó el l0 de enero de 2001 por fiebre vespertina hasta 38° y 39° C durante los últimos 10 días, sin escalofríos. Siete días previos a la internación notó coluria e hipocolia, que remitió espontáneamente. No presentó ictericia ni vómitos, diarrea, artromialgias o dolor abdominal. Tuvo anorexia no selectiva y saciedad precoz.
Había trabajado como técnico de radiología, padecía de angina de pecho (medicada con nitritos y atenolol). En 1986 padeció una neumonía bacteriana y en 1989 fue internado por un cólico ureteral derecho. Al examen físico se encontraron adenopatías axilares. Ese mismo año tuvo un cuadro de artromialgias y severa astenia de semanas de duración. En 1993 presentó artritis de las metacarpofalangicas de ambas manos (con diagnóstico de artropatías por cristales) y fue medicado con ibuprofeno. Una radiografía de tórax mostró enfisema y granulomas calcificados. En julio de ese año sufrió dolor precordial con cambios electrocardiográficos y pruebas ergométricas qué mostraron aumento del riesgo coronario con recuperación tardía.
El examen físico mostró adenopatías de 2-3 cm supraclaviculares derechas y occipitales (aquí dolorosas), erupción eritematosa petequial en cara interna de muslos, no palpable, una hemorragia en astilla en un dedo y congestión conjuntiva ocular. Dudoso aumento del lóbulo izquierdo del hígado.
Una ecografía abdominal reveló hepatomegalia (16,48 cm) y litiasis vesicular con vía biliar calibre normal. El bazo medía 13 cm. Internado en el Servicio de Cirugía, continuó con fiebre hasta 38° C. Se tomaron hemocultivos que fueron negativos, mejoraron la erupción cutánea y los test de funcionamiento hepático. Fue dado de alta para control por consultorio externo.
Durante los días posteriores continuó con fiebre. El 30 de enero de 2001 acusó dolores osteoarticulares severos en hombros y rodillas. Una RNM de abdomen no arrojó nueva información. El 7 de febrero se efectuó una biopsia de ganglio axilar que informó un proceso reactivo. No podía descartarse linfoma dado el material muy fragmentado (había folículos muy activos y numerosos inmunoblastos, células plasmáticas e histiocitos).
El 14 de febrero de 2001 consultó a Clínica Médica por dolores severos en cintura escapular y pelviana. No podía girar en la cama, elevar un brazo y le costaba caminar del sillón a la camilla. Tenía dolor y tumefacción de la rodilla derecha y claudicación mandibular, pérdida de l0 kg de peso en las últimas semanas y continuaba con fiebre.
Al examen físico presentó mal estado general, adenomegalias en cadenas cervicales posteriores e inguinales.
Se solicitaron nuevas biopsias de arteria temporal, que informó arterioesclerosis, y de un ganglio cervical, que fue diagnosticado como hiperplasia linfoide.
Se inició tratamiento con prednisona 40 mg oral, con desaparición de todos los síntomas; y recurrencia de los mismos al suspender la medicación. En marzo del mismo año, a raíz de una internación por infarto de miocardio no Q, se encontró una leucopenia de 2800 leucocitos /mm3, que no reapareció en otros análisis.
En mayo se efectuó una angioplastía con colocación de un stent en la coronaria derecha.
En agosto se encontraba tomando prednisona 10 mg/día. Había retomado sus actividades habituales. No refería artralgias ni dolor claudicante en mandíbula. No se palparon adenomegalias. Dado el angor clase funcional III-IV se efectuó una nueva angioplastía y colocación de nuevo stent en la coronaria derecha. En febrero de 2002 se redujo la prednisona a 2 mg por día. A los 20 días, consultó por odinofagia, adenomegalias en cuello e ingles. Había tenido escalofríos y fiebre de 38°C. Se solicitó una radiografía de tórax, que fue normal. Con una nueva biopsia ganglionar se diagnosticó una linfodenopatía angioinmunoblástica y como hallazgo, una embolia colesterínica (figura).
Se aumentó la dosis a 20 mg por día, obteniéndose una buena respuesta, con desaparición de las adenopatías y fiebre. Persistió la sudoración nocturna. Se palpó por vez primera el polo del bazo.
El 1° de abril de 2002 consultó por coluria. Había reaparecido la fiebre y la astenia. El paciente estaba deshidratado y febril. La tensión anterior era de 90/40 mmHg. Se auscultó un soplo sistólico eyectivo 2/6. El examen abdominal no fue relevante. Los análisis de laboratorio revelaron 1300 leucocitos /mm3, 40.000 plaquetas/ mm3, tiempo de Quick 65%, bilirrubina de 5,5 mg/dl, fosfatasa alcalina 398 UI. Ingresó con diagnóstico de colangitis aguda grave. Se tomaron hemocultivos y se inició amoxicilina y gentamicina. Una radiografía de tórax fue normal. Una ecografía abdominal mostró hepatoesplenomegalia con vía biliar normal y sin signos de colangitis.

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Figura 1. Biopsia ganglionar que muestra en a) con mediano aumento (X100), un inflitrado polimorfo con presencia de linfocitos, inmunoblastos e histiocitos. b) mayor detalle del mismo cuadro (X400) c) La reticulina destaca la proliferación vascular característica de la esta entidad.

Se palparon ganglios cervicales, axilares e inguinales. Se rotaron los antibióticos a ceftaxidime y amikacina. La creatinina era 1,51 mg/dl y la orina densidad 1.030, sangre +++ y cilindros granulosos. Un proteinograma mostró aumento de la gammaglobulina con características policlonales. En las primeras 48 horas estuvo afebril, con ictericia en aumento. Una punción-aspiración de médula ósea mostró celularidad rica y presencia de las tres series hematopoyéticas con leve incremento de linfocitos inmaduros. Se agregó a la medicación metotrexate 20 mg semanales. Posterioremente se palpó hepatomegalia regular y gran esplenomegalia, y se auscultaron rales bibasales. Gases sanguíneos pO2
89 mmHg, pCO2 34 mmHg. El 7 de abril comenzó con trastornos en el sensorio y desorientación témporo- espacial. No presentó asterixis. Se palpó vesícula biliar y una ecografía mostró la vesícula con paredes engrosadas y con múltiples litiasis y la vía biliar extra e intrahepática tamaño normal con aumento del calibre del eje esplenoportal. Se efectuó una punción lumbar que mostró líquido cefalorraquídeo normal. La anatomía patológica de la biopsia de médula ósea informó inflamación con granulomas pobremente constituidos.
Las coloraciones para hongos y bacilos ácido alcohol resistentes fueron negativos. Las tres series hematopoyéticas estaban conservadas. Dado los antecedentes familiares de tuberculosis se inició tratamiento antituberculoso y se repitió la punción-aspiración de médula ósea. A partir del día 10 de abril pareció atenuarse la ictericia; el paciente se mantuvo afebril hasta el día siguiente y continuó neutropénico. Presentó fiebre (38º C) y taquipnea. Se pospuso la dosis de metrotexato. Recibió transfusiones de plaquetas y factor estimulante de colonias. La ictericia y la coluria parecían francamente menores. Presentó expectoración hemoptoica y abundantes secreciones bronquiales purulentas, movimientos anormales de los miembros (corea). Sufrió episodios de broncoespasmo que mejoraban con salbutamol. Falleció el 14 de abril.
Los análisis de laboratorio más relevantes se detallan en la tabla 1. El resultado de la autopsia se detalla en la tabla 2.

Tabla 1. Resultados de laboratorio.

2001  2002
5/1 13/1 14/3 31/5 2/4 5/4 8/04 16/4 18/4
Hematocrito (%) 43 42 39 31 29 18 18
Glóbulos blancos 400 C6 3.600 C2 9.300 1.300 C52 800 400 700 1.500
fórmula/mm3

S40  L44
M10

S52
L42
M4
S8
E2
L36
M2
S48
L40
M12
S10
L80
M10
Plaquetas (mm3) 143.000 330.000 56.000 25.000 26.000 24.000 27.000
Eritrosedimentación (mm) 25 16 35 31
Bilirrubina (mg/dl) 1,28 0,95 5,54 11,34 20,70 12,27
Directa (mg/dl) 0,85 4,49 9,8 8 11
Indirecta (mg/dl) 0,43 1,05 2,70 1,27
FAL (UI/l) 291 331 338 107 1.169 469
ASAT (UI/l) 193 15 100 145 119 8
ALAT (UI/l) 169 56 145 116 11
LDH (UI/l) 740 600 946 1.102 299
Creatinina (mg/dl) 1,12 7,88
Colinesterasa 3.332 U 2.600 U 5.800 U
Albúmina 2,70 gr/dl 3,70 1,80
Tiempo de Quick 67% 47%
Otros: Inmunocitos,
virus hepatitis
A y B
negativos
g GT 167 Ferritina 403
monotest (-)
HIV(-)
b2 micg
3050
Coombs (-)
g glob 2,10
policlonal

El diagnóstico de la enfermedad de este paciente fue particularmente difícil y la evolución clínica dejó enseñanzas, así como puntos oscuros no aclarados por la necropsia.
Es probable que la enfermedad haya tenido un curso mucho más largo que la de los meses inmediatos al diagnóstico (agosto 2002).
En abril de 1989 presentó adenomegalias axilares y ese mismo año sufrió artromialgias y fiebre con severa postración de unas semanas de duración. En enero de 2001 sufrió un cuadro febril precedido por hipocolia y coluria. Presentó adenopatías axilares y cervicales y una erupción máculo eritematosa. La biopsia del ganglio axilar no permitió diagnóstico y tuvo mejoría espontánea.
En febrero presentó un cuadro clínico altamente sospechoso de polimialgia reumática y arteritis de la temporal, ya que presentaba un síntoma característico de esta: la claudicación mandibular y la respuesta completa con los corticoides. Pero la biopsia de la arteria temporal fue negativa y la biopsia ganglionar nuevamente elusiva. En agosto de 2002, bajo 10 mg de esteroides, sufrió una recaída, y una nueva biopsia ganglionar certificó una adenopatía angioinmunoblástica (figura 1), cuyas manifestaciones clínicas mejoraron con un aumento en la dosis de esteroides.

Tabla 2. Resultados de la autopsia.

- Linfadenopatía angioinmunoblástica (biopsia ) con cambios post tratamiento (depleción linfoide de ganglios y de bazo). Tromboembolismo pulmonar de vasos grandes con infartos hemorrágicos. Laringitis, duodenitis y cistitis necrotizantes candidiásica vinculables a la inmunodepresión. Hepatomegalia congestiva con colestasis de tipo intrahepática. Esplenomegalia congestiva Necrosis tubular aguda

- Arterioesclerosis coronaria. Embolias colesterínicas (antecedente de colocación de stent) adenocarcinoma de próstata

La etiopatogenia de la AAID dista de ser clara: podría inicialmente tratarse de un proceso reactivo (a drogas, virus como el de la mononucleosis infecciosa o colagenopatías); un estadio inestable o displásico que puede retrogradar o avanzar a un tercer estadio con clara clonalidad (linfomas) (4). En forma muy somera podría esquematizarse como en la fig. 2.
Muchos han considerado que la AAID tiene gran similitud con la reacción injerto contra huésped. Existiría una deficiencia o disfunción de los linfocitos T y una hiperreactividad de los linfocitos B (responsable de la hipergammaglobulinemia y la positividad del test de Coombs). Sobre este desarreglo inmunológico crónico sobrevendría la aparición de linfomas (5). A los fenómenos de hiperinmunidad suele suceder una fase de gran susceptibilidad a infecciones.
Puede haber compromiso de múltiples sistemas. Nuestro paciente presentó claramente los síntomas B, las adenomegalias, la erupción cutánea, el compromiso articular (artralgias y artritis) y luego la afección hepatoesplénica.
El compromiso articular es raro en AAID, ocurriendo en aproximadamente 7% de los casos (6). Suele ser una artropatía seronegativa, simétrica, periférica y no erosiva, que puede manifestarse antes, durante, o después del diagnóstico. En algún caso presentado la sinovial estaba infiltrada por linfocitos T, pero el análisis del líquido de punción no suele ser demostrativo. La respuesta no es buena a los AINE usuales y sí a los corticoides.

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Figura 2. Esquema evolutivo en adenopatía angioinmunoblástica

La sinovitis y las mialgias en este paciente, acompañadas de claudicación mandibular, indujeron al diagnóstico de arteritis temporal con síndrome polimiálgico.
La claudicación mandibular es típica de esta vasculitis, si bien ha sido descripta en otras condiciones (amiloidosis, por ejemplo). La claudicación mandibular tuvo en este enfermo una rápida respuesta a los corticoesteroides, como suele ocurrir en la arteritis temporal, pero la biopsia de la arteria temporal no confirmó esta patología, la cual ciertamente no la descarta.
La adenopatía angioinmunoblástica ha estado en ocasiones vinculada a colagenopatías (lupus eritematoso, por ejemplo) (7) y podría pensarse en este caso en una relación entre ambas dolencias, o dos patologías coincidentes pero no relacionadas.
La vasculitis ha sido señalada como una complicación infrecuente de la AAID y en 1984 Warlow y col. presentaron un caso de arteritis de grandes arterias musculares en un paciente con AAID (8). Una posibilidad en este paciente es que la claudicación mandibular - y olvidemos sus problemas coronarios- fueran el resultado de vasculitis en ramas de la carótida externa asociada a la enfermedad inmunoproliferativa. Tenía ya una vasculitis de los pequeños vasos de la piel, como el rash que presentara lo hacía prever.
Otro paciente presentado por de la Torre Lima y col. con AAID presentó signos isquémicos en varias localizaciones (infartos esplénicos y cerebrales) (9).
Otro problema que enfrentamos en este paciente fue la causa de la severa ictericia colestásica que presentó. Como ocurrió con las adenomegalias, la colestasis fue intermitente y autolimitada, parecía estar en regresión en el momento de la muerte. Cierto es que la litiasis vesicular que presentaba arrojó siempre una duda sobre una obstrucción biliar intermitente y nunca probada por cierto.
Muchas posibilidades se consideraron, entre otras la de colestasis inducidas por drogas (tabla 3). El hígado suele, por otra parte, estar afectado en la AAID y es frecuente encontrar mencionada la hepatomegalia (con o sin esplenomegalia), ictericia, infiltración hepática por linfocitos y plasmocitos en las tríadas portales y ocasionalmente entre las trabéculas, en ocasiones con disrupción de placas limitantes (10), hiperplasia nodular, peliosis hepática y fibrosis perisinusoidal (11) y colangitis esclerosante primaria (12). También tuvimos en cuenta la posibilidad de una hepatitis granulomatosa y del vanishing bile duct associated syndrome que ha sido asociado con enfermedad de Hodgkin, hepatitis B y C, drogas y uso de ciertas hierbas. Lamentablemente la punción biopsia hepática estuvo contraindicada en nuestro paciente y la autopsia no mostró más que signos de colestasis.

Tabla 3. Medicamentos indicados.

Acenocumarol
Amikacina
Atenolol
Atorvastatina
Ceftiaxona
Clopidogrel
Diazepán
Diclofenac
Difenhidramina
Enalapril
Nitritos
Prednisona
Ranitidina
Ticlopidina
Trimetazidina

El cuadro hematológico puede ser explicado por el gran hiperesplenismo secundario o una esplenomegalia gigante. Los granulomas en médula ósea, que hicieron sospechar una tuberculosis miliar, pueden ser una manifestación de la AAID. En los días finales, la ictericia fue en disminución pese a una insuficiencia renal creciente, la taquipnea y la hemoptisis no fueron estudiadas, ya que el enfermo parecía estar en una etapa terminal.

CONCLUSIONES
Creemos que la enfermedad de este paciente nos dejó varias enseñanzas (pese a que muchos aspectos no están probados con certeza). La AAID puede presentarse en «brotes» autolimitados durante un tiempo, antes de llegar al diagnóstico.
La claudicación mandibular del paciente pudo inicar un compromiso vasculítico y podría sugerir otra etiología en pacientes con esta claudicación.
Síntomas polimiálgicos y sinovitis pueden ser una manifestación prominente de AAID, con óptima respuesta a esteroides.
Colestasis recurrente y severa puede ser otra manifestación.
Es de destacar que la eritrosedimentación globular se mantuvo en límites normales durante toda la evolución de la enfermedad.

BIBLIOGRAFÍA
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2. Freter C, Cossman J. Angioinmunoblastic lynphadenopathy with dysproteinemia. Seminars in Oncology 1993;20:627-35
3. Greer J, Kimmey M, Laughran T. T cell and NK cell lymphoproliferative disorders. Haematology 2001;259-80
4. Frizzera G, Yaneko Y, Sakarai H. Angioinmunoblastic lymphadenopathy and related disorders: a retrospective look in search of definitions. Leukemia 1989;3:1 5
5. Frizzera G, Moran EM, Rappaport H. Angioinmunoblastic lymphoadenopathy. Diagnosis and clinical course. Am J of Med 1975;59:803-18
6. Baumpas D, Wheby M, Jaffe E, et al. Synovitis in angioinmunoblastic lymphoadenopathy with dysprotinemia simulating rheumatoid arthritis. Arthritis and Rheumatism 1990;33:578-82
7. Resenstein E, Wieczorek R, Raphael B, et al. Systemic lupus erythematosis and angioinmunoblastic lymphadenopathy. Seminars Arthritis and Rheumatism 1986;16:146-51
8. Warlow R, Venea S, Mijch A. Angioinmunoblastic lymphadenopathy associated with large muscle arteritis. Human Pathology 1984;15:486-9
9. De la Torre Lima, Rubio Rubio JM, Gorrachón Vallo F. Angioinmunoblastic lymphadenopathy: a propos a case with inusual clinical manifestations and evolution to T-cell lymphoma. An Med Int 1994;14:442-4
10. Frizzera G, Moran EM, Rappaport H. Angioinmunoblastic lymphoadenopathy. Diagnosis and clinical course. Am J of Med 1975;59:803-18
11. Cadronel JF, Cadronel J, Bulfet C, et al. Nodulan hiperplasia of the liver, peliosis hepatis and pensinusal fibrosis. Gastroenterology 1990;99:268-73
12. Bass NM, Chapman RW, O´Reilly A, Sherlock S. Primary sclerosing cholangitis associated with angioinmunoblastic lymphodenapthy. Gastroenterology 1983;85:420-4