Miguel J. Maxit
Rev HPC ; :
Es frecuente referirse a la coloración del eritema periorbitario que se observa en la dermatomiositis como "un rash" color heliotropo, pero cuando tratamos de profundizar más en lo que se entiende por esta palabra, cunde el desconcierto. De helios: sol, tropo: vuelto hacia, tres son las acepciones que figuran en los diccionarios1.
1) Un espejo que sigue siempre el movimiento del sol en equipos geodésicos -para enviar señales- o para recoger la máxima energía para su utilización calórica.
2) Una piedra semipreciosa de calcedonia verde obscura moteada de rojo que se encuentra en Asia y en las Hébridas (ignoro aquí el sentido de su nombre).
3) Una planta y sus flores, originarias de Perú, que fue común en los jardines argentinos hace años. Miembro de la familia de las borrogináceas, esta planta de tronco leñoso y hojas rugosas y lanceoladas, tiene pequeñas flores, agrupadas en racimos, de color violeta pálido a obscuro, con suave olor a vainilla, que supuestamente están siempre dirigidas hacia el sol (si bien en muchos libros mencionan la variedad purpurae de sus flores, no es esta la que se aprecia, al menos en nuestro país). Su vinculación solar quizá contribuyó a que se la considerara un símbolo de la buena reputación y que usada como amuleto sea una protectora de la honorabilidad. Quizás por ello ¿causa o efecto? desapareció de nuestros jardines. También porque favorece la constancia de nuestras acciones y ayuda a conquistar un futuro lleno de gloria y honores. Sería un buen antídoto para las intoxicaciones leves, evita hemorragias y algunos aprecian sus ramas en algunos guisos. También dio nombre a un tango: "El heliotropo", de Bottini y Maffia, ingenuo y sentimental y, en tiempos más remotos, "La oración del heliotropo" de Proclo (411-485), uno de los últimos neoplatónicos, texto al cual el arabista H. Corbin llama esencial2 viendo en el tropismo de la planta una acción y una pasión (una perplejidad: si el heliotropo que conocemos se originó en el Perú, ¿a qué se refería Proclo?).
Si comparamos el color del eritema de la paciente afectada en el caso que presentan N. Romero y col (fig. 1), con el de la flor (fig. 2), vemos su diferencia claramente.
Figura 1
Figura 2
No podrán faltar sus opuestos: selenotropos, los atraídos por la luna, pero esto es otra historia.
CITAS Y BIBLIOGRAFÍA
1. Diccionario de la Real Academia Española.
2. Henri Corbin: «Pasión y compasión divinas: la oración del heliotropo. Ibn Arabi 2002, Nº 187. 1º Capítulo del libro "la imaginación creadora en el Sufismo de Ibn' Arabi".
3. Romero N, Besocke G, Pinna DM. Una mujer con dermatomiositis. Rev HPC 2005; 8:29.