¿Cómo funciona la memoria?

Para conocer cómo funciona la memoria tenemos que saber que ésta es una función intelectual compleja porque, si bien existen áreas especializadas de nuestro cerebro en ciertos tipos particulares memoria, también involucra a muchas áreas de nuestro cerebro que funcionan en forma conjunta.

Podemos decir que la memoria se define como una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información del pasado, y que tiene tres etapas claras:

  1. El ingreso de la información, para lo cual se requiere estar atento (no hay memoria sin atención previa),
  2. el mantenimiento de ese recuerdo,
  3. y su evocación, el momento en que “recordamos”.

 La buena noticia es que las tres son parte de un todo, la mala es que las tres pueden fallar.

 

Cómo funciona la memoria temporal

Para conocer cómo funciona la memora podemos usar diferentes puntos de vista. Desde una mirada temporal, así como el pasado puede separarse en  remoto o reciente, la memoria también puede clasificarse de la misma manera.

La memoria remota se refiere a los recuerdos de hechos históricos, ya sea externos (acontecimientos sociales relevantes) o autobiográficos (desde la casa de nuestra infancia, el rostro de la maestra de primer grado, o el día de la graduación).

Esta memoria no es un archivo como el de una computadora, sino que lo que recordamos hoy de un evento pasado puede modificarse con el tiempo, ya sea que se acote, se deforme, o que agregue otros contenidos (esta es la razón por la cual uno o varios testigos pueden cambiar sus testimonios en un juicio que ocurre muchos años después del hecho, asumiendo que ninguno tiene intención de mentir).

Por otro lado, está la memoria a corto plazo, que es la memoria de "las cosas del momento". Por ejemplo, dónde dejé tal cosa, qué es lo que iba a buscar, qué comí hace un rato, o ir a anotar un número de teléfono nuevo.

 

Memoria de trabajo

Un tipo particular de memoria reciente es la llamada memoria de trabajo, que es la que se usa en forma transitoria y en tiempo real, para ser inmediatamente reemplazada por otra nueva memoria.

Un claro ejemplo de esto es cuando un traductor está traduciendo un discurso de una persona que habla otro idioma. En este caso, está reteniendo en su memoria lo que acaba de escuchar para traducirlo inmediatamente, pero al mismo tiempo, tiene que ir reteniendo lo que la persona dice en el momento siguiente. De esta manera, todo el tiempo tiene "retener" brevemente lo que se dice, pero no lo almacena para siempre porque al poco tiempo debe olvidarlo para recordar lo que sigue.

Esta es una memoria que está en "continuo trabajo" y es de corto plazo, a diferencia de la memoria remota que es de largo plazo. Por esto, este tipo de memoria, es muy sensible a la interferencia, cualquier distracción que ocurre en el proceso de memoria puede hacer que lo que se está intentando retener se pierda rápida y definitivamente.

 

Cómo funciona la memoria declarativa y la implícita

Otra forma de entender la memoria es separar aquellos recuerdos que podemos relatar o contar de aquellos que son “automáticos”.

La primera se refiere a la “memoria declarativa”. Puede ser la conversación que tuvimos con tal persona, la película que vi, el libro que leí, o tal lugar que visité. En contraposición a la “memoria implícita” que es aquella que no podemos contar y simplemente hacemos sin importar cómo, ni cuándo lo aprendimos. Un ejemplo de este tipo de memoria de son movimientos que hacemos al conducir un vehículo, al hacer cierta actividad deportiva, usar una herramienta o saber tocar un instrumento (existe también la memoria musical).

 

Evaluaciones neurológicas de la memoria

Con la edad la llamada “sensibilidad a la interferencia” se hace más evidente. Es decir que la memoria, y particularmente la memoria a corto plazo, se hace más lábil.

Nuestra memoria no es perfecta, siempre puede fallar, por eso parte del trabajo de la evaluación neurológica de la persona que consulta por dificultades en su memoria, es determinar si son parte de los cambios normales de la edad o van más allá de eso.

Para este fin existen distintas herramientas. La más importante es la evaluación cognitiva. Esta consiste en una serie de tests y pruebas que buscan cuantificar el funcionamiento no solo de la memoria, sino también de la atención, el lenguaje, capacidades visuoespaciales-constructivas y otras funciones cognitivas muy importantes como las funciones ejecutivas y el nivel intelectual previo y actual. Esas pruebas requieren tiempo de realización y de interpretación.

También las dificultades anímicas, el estrés, el cansancio y el sueño no reparador son factores que favorecen esa mayor labilidad a la interferencia y hacen que nuestra memoria pueda fallar. Estimar el impacto de esos factores es una parte importante de las evaluaciones cognitivas. En contra partida, el buen descanso ayuda a los procesos de memoria y aprendizaje, permitiendo facilitar la fijación de nuevos recuerdos.

Frecuentemente los pacientes nos preguntan sobre si pueden tomar alguna "pastilla para la memoria". Sin embargo, saber cómo funciona nuestra memoria, nos ayuda a comprender que la complejidad de esta función dificulta la potencial existencia de una pastilla que pueda dar más memoria. Es decir, no es esperable que una sustancia pueda hacer que recordemos más. Para mejorar la memoria, se sugiere realizar actividades que impliquen un desafío cognitivo (por ejemplo Aprender algo nuevo) y un entrenamiento cerebral.

 

Servicio de Neurología