Con motivo del eclipse solar que se producirá en el país la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un comunicado referido al daño que se puede generar en la visión durante la observación al sol de forma prolongada.
Según informa la SAP, independientemente de que exista o no un eclipse solar, mirar el sol en forma sostenida puede ocasionar daños en la visión. Durante el eclipse se tiene la falsa seguridad de que, al estar el sol parcialmente cubierto, estamos protegidos. Esto lo hace más peligroso a la hora de considerar las recomendaciones.
Qué no deberías hacer:
- No observar el eclipse sin elementos de protección adecuados.
- No mirar a través de películas radiográficas, anteojos de sol, pantallas de celulares, cámaras fotográficas y dispositivo que tenga sistemas ópticos, ya que estos no son protectores.
- No mirar con instrumentos ópticos como binoculares o telescopios sin el filtro adecuado.
- No dejar a los niños que lo observen sin supervisión de un adulto responsable con instrucción en los métodos de visualización.
Lo que sí podés hacer:
- Si se hace en forma directa, debe realizarse a través de lentes especialmente diseñados para tal fin, certificados con la norma ISO 12.312-2 del 2015, que bloquean la radiación ultravioleta (RUV) y también los haces de luz visible que pueden dañar la retina. Estos anteojos se pueden adquirir en ópticas y solo aquellos avalados por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Antes de utilizarlos, deberís inspeccionar que los mismos se encuentren indemnes, sin rayaduras, ni perforaciones.
- Con lentes de soldar grado 14 o superior, de no más de 3 años de fabricación.
- En forma indirecta, a través de una cámara oscura (estenopeica), dispositivo que puede realizarse fácilmente con una caja. Aun así observar por cortos períodos (no más de 30“) haciendo pausas.
Mirar el sol en forma sostenida, puede provocar daño en los fotorreceptores de la zona macular de la retina generando lo que se conoce como "retinopatía por radiación”, con disminución de la visión y alteración de la percepción de los colores y las formas, que algunas veces son irreversibles y pueden dejar secuelas.
Luego de la exposición, los síntomas, pueden aparecer de 6 a 12 horas después de la exposición y manifestarse como irritación, hinchazón, ardor, lagrimeo, enrojecimiento progresivo de la conjuntiva, seguido finalmente por dolor y alteración de la visión.