
Si bien la tecnología ha mantenido a los niños conectados con actividades escolares, los ha entretenido y ha funcionado como sustituto del lazo social, no deja de aparecer en los padres la pregunta por el uso adecuado de las herramientas digitales.
Como padres formularse esa pregunta es ya estar advertidos del problema. Lo primero que se torna fundamental es el balance de la actividad digital. Más allá de todos los beneficios que hemos constatado en el contexto de la pandemia, sabemos que un uso inadecuado de las pantallas puede ocasionar desajustes emocionales en el niño.
¿Cuándo debemos estar más atentos?
- Cuando el niño se siente mal, triste, irascible y recurre al dispositivo virtual para calmar sus emociones.
- Cuando aparecen desajustes en el sueño, su descanso se ve alterado o interrumpido.
- Cuando no logra respetar las pautas establecidas como pacto familiar por ocupar tiempo en las pantallas.
¿Cómo proceder?
- Establecer un ambiente de confianza en el hogar. Entender sus necesidades y acompañarlos, según el grado de madurez, para que puedan acceder a contenidos seguros y acordes a su edad es de fundamental importancia.
- Es importante entender sus necesidades en este contexto, acompañarlos y realizar un seguimiento de la actividad virtual.
- Regular el acceso a contenidos, éstos siempre deben ser seguros y acordes a su edad.
- Establecer y hacer respetar los horarios pautados en la rutina familiar.
- Ofrecer propuestas creativas que reemplacen el uso de pantallas por aburrimiento. Las experiencias que nos permiten contactarnos y relacionarnos fuera del espacio digital son muy positivas y necesarias para fomentar la creatividad, desplegar emociones y ayudarlos a procesar las experiencias difíciles.
- Y por último: Dar el ejemplo. Somos sus referentes emocionales y no debemos descuidar ese lugar.
Sección Infanto Juvenil del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental