Recomendaciones nutricionales para pacientes con ELA

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurológica progresiva de la vida adulta que destruye las células nerviosas medulares y musculares, produce debilidad neuromuscular, atrofia, babeo e infecciones respiratorias afectando la calidad de vida del paciente. Además, ocasiona disfagia (dificultad para tragar).

En más del 90% de los casos son idiopáticas (no se conocen sus causas). Afecta principalmente a hombres con una incidencia que va aumentando a partir de los 40 años y un pico entre los 70 y 75 años. La incidencia entre sexos se va igualando a medida que aumenta la edad diagnóstico.

No existe marcador biológico de la ELA, el diagnóstico es clínico. Se presentan síntomas y signos de destrucción progresiva de las neuronas motoras superiores (corteza cerebral) e inferiores (tronco del encéfalo y médula espinal).

¿Cómo puede afectar la ELA en el acto de comer?

Se pueden presentar algunos de los siguientes síntomas:

  • Dificultades al masticar y tragar.
  • Problemas con el control de manos y brazos.
  • Movilidad reducida (lo cual dificultad la preparación de la comida).
  • Fatiga causada por problemas con la movilidad o la respiración (la cual puede hacer que el esfuerzo de comer y beber sea cansador en sí mismo).

Algunas de las consecuencias en la salud pueden ser:

  • Pérdida de peso, fatiga y debilidad (temblor causado por el debilitamiento muscular).
  • Constipación (producida por no beber lo suficiente, cambio de dieta y movilidad reducida).
  • Tos cuando se produce aspiración (la comida pasa al sistema respiratorio, provocando infecciones torácicas frecuentes).

 

Recomendaciones nutricionales

  • Se recomienda una dieta blanda, rica en fibra, (legumbres, cereales integrales, frutas y verduras). Se pueden considerar preparaciones como puré de verduras y legumbres con el agregado de aceites naturales como oliva.
  • Se sugieren pescados y carnes procesados o en preparaciones de consistencia blanda, picados y combinados con otras preparaciones húmedas, con salsa y cremas o aceites. Los alimentos deben humedecerse para evitar que estén secos y garantizarnos que puedan ser consumidos.
  • Se debe asegurar la hidratación a través del aporte de líquidos para prevenir la deshidratación. Se pueden espesar los líquidos con espesantes comerciales. Algunas opciones son sopas de verduras procesadas y licuados de frutas.
  • El aporte de energía a través de la alimentación debe ser normal y en algunos casos será necesario un incremento debido a la pérdida de peso que suelen presentar.
  • Se recomienda fraccionar la alimentación en 5-6 comidas pequeñas diarias.
  • Se debe asegurar el aporte de Vit E presente en frutos secos (nueces, maní, almendras, avellanas), legumbres, aceites vegetales (oliva, maíz, girasol, soja), germen de trigo, semillas de girasol; así como en vit D que se obtiene a través de la exposición solar y en los alimentos tales como leche fortificada, yogures, quesos, pescados (caballa, atún, sardinas), champignones, yema de huevo, palta, germen de trigo.
  • La alimentación debe proveer ácidos grasos omega 3, presentes en pescados y algunos alimentos enriquecidos como leche y huevos y calcio presentes en leche, yogur, quesos, y en el reino vegetal en brócoli, coliflor, repollo, almendras, semillas de sésamo.
  • Evitar la ingesta de bebidas alcohólicas, gaseosas y jugos comerciales.
  • Se sugiere incluir alimentos ricos en licopeno, sustancia que le otorga el color rojo a los alimentos por ejemplo el tomate, que ejerce una función antioxidante para nuestro sistema inmunológico.
  • En algunos pacientes se hace necesario el soporte nutricional precoz.
  • Se recomienda utilizar utensilios de poco peso.
  • El abordaje para este grupo de pacientes es interdisciplinario, y en cuanto a la alimentación se trabaja con terapista ocupacional, fonoaudiólogo y kinesiólogo.

 

Servicio de Alimentación HPC.