El juego y desarrollo infantil

El juego influye en el desarrollo de niñas y niños porque se relaciona con la habilidad de planificar, organizar, regular las emociones, vincularse con otros y de sobrellevar el estrés. Es una actividad placentera, donde se ejercitan capacidades y destrezas.

El 75 % del desarrollo cerebral ocurre luego del nacimiento. En esta etapa, el juego ayuda a estimular el cerebro a través de la formación de conexiones entre las células nerviosas. Los mecanismos cerebrales innatos del niño le permiten a los pocos meses de edad, aprender jugando.

El juego es el escenario donde el niño experimenta sus propias posibilidades en las diferentes situaciones de su vida. Además, influye en todos los ámbitos del desarrollo: aspectos cognitivos, sociales, emocionales y en el desarrollo motor.

 

Ventajas de relacionar el juego y el desarrollo

Jugar es un mecanismo arraigado genéticamente que despierta la curiosidad, la imaginación y la creatividad. El aprendizaje a través del juego es muy recomendable, especialmente durante el periodo de la primera infancia, ya que ofrece ventajas como:

  • Da libertad para expresar sus emociones y sentimientos. Esto les ayudará a procesar y comprender mejor sus propias emociones y la de los demás.
  • Ayuda a desarrollar su autoestima y confianza. En los espacios de juego, pueden experimentar nuevas ideas y habilidades sin temor al fracaso o al juicio de los demás.
  • Es una forma efectiva de fomentar la relación entre padres e hijos, así como entre niños y sus pares. Pueden aprender a trabajar en equipo, a respetar las reglas y a resolver conflictos de manera constructiva.
  • Ayuda a comprender las normas y valores sociales, a desarrollar el sentido de la justicia y empatía hacia los demás.
  • A nivel del desarrollo físico, el juego activo ayuda a los niños a desarrollar habilidades motoras finas y gruesas, a mejorar el equilibrio, coordinación y fuerza.
  • A nivel cognitivo, el juego ayuda a desarrollar habilidades como la atención, la memoria, la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la creatividad.
  • A nivel social y emocional, el juego proporciona un entorno seguro para experimentar, expresar emociones, desarrollar habilidades sociales como la comunicación y la cooperación, y aprender a regular sus comportamientos y emociones.
  • A nivel del lenguaje, puede mejorar las habilidades lingüísticas, ya que les da la oportunidad de hablar, escuchar, leer y escribir.

 

Tipos de juego y desarrollo infantil

A medida que el niño crece experimenta diferentes formas de jugar, consecuencia de su desarrollo madurativo.

A lo largo de la infancia, transitan por el:

Juego libre: Tiene lugar en los primeros meses de vida, con la aparición de movimientos de su cuerpo sin un objetivo claro.

Juego solitario: Entre los 3 y los 18 meses juegan solos, sin prestar demasiada atención a la presencia de los otros. Este juego ayuda a observar y explorar el mundo.

Juego de espectador: De 12 a 36 meses, observan como juegan otros e interactúan con el entorno.

Juego paralelo: entre los 18 y 24 meses inician juegos con otros, pero sin interacciones profundas.

Juego asociativo: Se da en la edad preescolar, cuando comienzan a valorar el compartir con otros.

Juego constructivo: Comienzan a crear, imaginar. Este juego inicia desde que son bebés, cuando introducen objetos en su boca y así descubren sus texturas. A medida que construyen y logran culminar una tarea, sienten más confianza en sí mismos.

Juego cooperativo: Sucede cuando se forman grupos, hay líderes, se pasa del mundo propio al mundo externo donde hay reglas.

El desarrollo de los niños requiere de adultos receptivos, que promuevan espacios de encuentros, de interacción, de placer, de vínculo, de simbolismo. Al mismo tiempo se deben evitar momentos pasivos y estáticos, por ejemplo, con el consumo indiscriminado de pantallas, destinando estos momentos al desarrollo de sus habilidades.

El juego es una parte esencial del desarrollo infantil y debe ser fomentado y apoyado en todos los niveles, tanto en el hogar como en la escuela.

Al ofrecer a los niños oportunidades para jugar y explorar el mundo que les rodea, estamos ayudándoles a crecer y desarrollarse en todos los aspectos de su vida.